Si estás pensando en viajar y conseguir hospedaje mediante CouchSurfing quizás te interese leer estas experiencias para tomar los recaudos necesarios, ten en cuenta que estos son solo algunos casos aislados, en su gran mayoría los intercambios por CouchSurfing son extremadamente exitosos quedando una relación de amistad entre el huesped y anfitrión.
Si aún no sabes qué es el famoso CouchSurfing te recomiendo nuestro artículo Qué es el CouchSurfing y cómo utilizarlo para entender mejor de que se trata esta nueva tendencia.
Vamos a comenzar nuestra recopilación de Historias de Horror de CouchSurfing ™ con la historia de Judith, una colega en esto de viajar que ha pasado un mal momento por culpa de su anfitrión durante su viaje a Viena, vamos a ver su historia:
El anfitrión toquetón
Judith es una chica con un blog (que, por cierto, recomiendo), donde cuenta sus anécdotas de viajes, el caso al que nos referimos ahora es una mala experiencia haciendo CouchSurfing en Viena, a continuación un fragmento de su historia y un enlace para seguir leyendolo en su blog:
Llegamos al anochecer; habíamos quedado en que PP vendría a recogernos a la estación, pero no aparecía. El frío y la nieve habían conseguido que todos los austriacos se refugiaran en su casa y, cuando vimos llegar a nuestro amable casero repleto de nieve, lo recibimos con una gran sonrisa.
PP es un chico de 28 años, rubio. No tiene sobrepeso pero no está delgado. Terminó la carrera y todavía no había encontrado empleo, por lo que vivía en Baden esperando un golpe de suerte.Parecía súper majo.
Ya en su casa, nos acomodamos y le pregunté si, por favor, podía darme la contraseña de su Internet para poder decirle a mi hermana que estaba bien. Me contestó que por supuesto, pero que era una contraseña larga y la tenía colgada en un papel en su habitación, que fuera para allá (seguro que os estáis riendo viendo el peligro venir, pero yo no lo vi).
La historia de horror
Lamentablemente no todas las historias son con final feliz, hace un par de meses apareció una noticia sobre una turista que fue violada por su anfitrión de CouchSurfing.
Esta historia sucedió en Lisboa y la mujer fue acosada por su host sin poder resistirse.
Consejos de seguridad
Esto merece un artículo aparte, pero vamos a hacer una lista de los 3 consejos más importantes antes de alojarte o dar alojamiento a algún usuario de CouchSurfing.
Una historia tenebrosa
La bloquera Titin cuyo blog también recomiendo, ha contado su experiencia de CouchSurfing en Inglaterra con John, su anfitrión con una casa de 3 pisos que más que casa parecía un museo.
La historia no tiene desperdicio, aquí un fragmento y el enlace para leerla completa en su blog:
Finales de agosto, llegué a Inglaterra. Viva la pepa va, viva la pepa viene (?), más o menos tres días antes de que yo efectivamente llegue a Liverpool, Johnme vuelve a escribir diciendo que debido al programa de intercambio cultural que se iba a llevar a cabo en su casa, le había tenido que pedir a las dos roommatesque se fueran porque tenía que remodelar y hacer algún que otro arreglo; que me lo hacía saber por si a mí me incomodaba de repente llegar y que estuviera él solo en la casa cuando en un principio me había dicho que vivía con dos chicas. Que de todas formas me iba a llevar a conocerlas (ellas ya habían conseguido departamento en el centro así que podíamos visitarlas) y que íbamos a salir todos juntos, pero que en la casa, sólo iba a estar él.
Conta tu experiencia
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Tuve buenas experiencias, pero también malas. Y al final el promedio de todas aquellas experiencias no me resultó alentador para continuar como host. Calculo que cada 5-6 personas logré tener una buena experiencia a resaltar. El resto para el olvido o sin trascendencia.
Por tanto, en mi caso, la balanza se inclina más hacia lo negativo.
Lógicamente mi veredicto para aquellos que desean iniciarse de host en este sitio es: No lo recomiendo.
¿Por qué no? Bueno, veamos:
1.- Todos mis huéspedes (los buenos y los malos) buscaban ahorrar dinero
Lo que les motivaba estar en mi casa no era principalmente la posibilidad de un intercambio cultural, no era conocer más sobre mis hobbies o aficiones o quizás ayudarme con los idiomas. No. Lo que los llevaba a estar a 10 km del centro de la ciudad (vivo en la periferia) era lisa y llanamente la posibilidad de ahorrar dinero evitándose pagar un hotel. ¿Cómo concluí esto? Bueno, algunos de ellos lo dijeron sin tapujos. Para el resto, la suma de hechos me esclarecía mis dudas. La mayoría de mis huéspedes se encontraban realizando un largo viaje (de 2 hasta 12 meses) y por consiguiente cuidaban su presupuesto de una manera cuidadosa, pero a ratos de un modo excesivo. Por ejemplo en el supermercado siempre compraban la alternativa más barata, aunque con ello se ahorraran apenas 0.20 euros. Cocinaban a veces con cosas de mi despensa (harina, avena, huevos). A veces sacaban estas cosas sin preguntarme. Evitaban preparar una cena que significara un gasto para su bolsillo y cuando lo hacían se trataba casi siempre de la cena de despedida. No querían comprar la tarjeta de transporte que costaba apenas 2 euros, y que es necesaria para moverse por la ciudad. Cuando salíamos a conocer algún sitio turístico siempre preferían comer cosas sencillas como sándwiches o algún envasado. Evitaban pagar tickets o entradas, preferían sencillamente no visitar un sitio, o bien visitarlo cuando era gratis.
Recuerdo que una pareja francesa compró una bandeja de sushi a 3 euros con 15 piezas para compartir como almuerzo. El problema era que éramos 3 hambrientos comensales.
Otra pareja francesa nos ofreció un yogur con cereales y fruta como cena, diciéndonos que era una receta francesa.
Dato aparte: me enteré de que muchos franceses viajaban gracias al “assurance chômage” (seguro de cesantía). Es decir, el Estado les pagaba una pensión cada mes en su condición de cesantes, para pagar sus deudas y alimentarse. Pero ellos astutamente defraudaban el sistema utilizando el dinero para costearse el viaje. Resultó ser algo muy común. 3 de mis huéspedes me confesaron que lo estaban haciendo en ese momento y que conocían a muchos otros haciéndolo.
2.- No todos los huéspedes me escribieron una referencia
Algunos de mis huéspedes nunca me escribieron una referencia positiva sobre mi perfil a pesar de que pasaron una excelente estancia en mi casa (dicho por ellos mismos)
Paradójicamente, algunos de ellos prefirieron mencionar su buena experiencia en sus propios blogs y no en couchsurfing.
En total recibí 12 referencias, de las cuales 11 fueron positivas y 1 negativa.
Increíblemente la referencia negativa me la gané debido a que mi huésped no le agradó una conversación sobre política y actualidad que tuvimos el día de su partida. Paradójicamente en la misma referencia menciona que fui un buen host.
3. La mayor parte de mis huéspedes no se volvieron host en sus países
Meses después de su partida, me preocupé de chequear el perfil de mis huéspedes para corroborar si habían devuelto la mano a otros viajeros volviéndose anfitriones ellos mismos. Mi sorpresa fue mayúscula: la mayor parte no se conectaba al sitio hace meses. Muchos de ellos además pusieron en su perfil que “no aceptaban visitantes”. Sólo un par de mis huéspedes se volvió host o continuó siéndolo.
4. Ninguno de mis huéspedes jamás ayudó en el aseo del baño o inodoro
A pesar de que el cuarto del inodoro fue utilizado por todos, jamás ninguno de ellos se ofreció a limpiar el inodoro y el cuarto de baño.
Recuerdo una chica francesa que enfermó estando en mi casa. Frecuentó bastante el inodoro. Pero ni siquiera en este contexto ni ella ni su pareja limpiaron el inodoro en ninguna ocasión. Era yo quien limpiando descubría día a día los vestigios de su indigestión.
En general, en lo que respecta a limpieza, todos mis huéspedes se limitaron a dejar ordenado el cuarto que ellos utilizaron y la vajilla. Pero nunca agarraron un paño, una escoba o llevaron la basura al camión recolector.
5. No todos mis huéspedes estaban dispuestos a generar un intercambio cultural
A pesar de que yo siempre fui claro que mi interés principal al hospedar era generar un intercambio de conocimientos a nivel de idiomas (francés e inglés) muchos de mis huéspedes no se esforzaban en crear un ambiente propicio para ello. Incluso hubo algunos que me hablaron en español todo el tiempo, priorizando sus propios intereses de aprender la lengua que les facilitaría el viaje.
Sólo el 50% de ellos se preocupó auténticamente del tema. Por mi parte, yo siempre estuve dispuesto 100% al intercambio.
6. Ser amigos en couchsurfing no significa serlo en la vida real
Sólo dos de mis huéspedes me escribieron posteriormente de su estadía para saber cómo iban las cosas por acá. Al resto se los tragó la tierra.
7. No todos mis huéspedes fueron realmente educados
Hubo algunos de mis huéspedes que al momento de la despedida apenas murmuraron “gracias”.
Otros no dijeron nada.
Me terminé convenciendo de que a los europeos les es muy difícil pronunciar palabras emotivas.
Sólo dos de ellos se osaron a darme un fraternal abrazo.
Dos parejas sostuvieron acaloradas discusiones en mi casa, sin molestarse en darme una explicación de lo sucedido.
Una pareja francesa invitó a mi novia a reunirse con ellos en Sri Lanka, un mes después de su partida. La invitación era sólo para ella. Raro no?
A dos de ellos le escuché murmurar que “Chile es una mierda”
Bueno, espero que les sirvan mis experiencias. Sí, la mayoría resalta lo negativo, lo confieso. Pero, saben? Lo positivo de couchsurfing lo pueden encontrar por doquier. Es necesario enterarse del lado oscuro de este tipo de experiencias. Después de todo, estás abriendo las puertas de tu casa a un perfecto desconocido.
Justo ando haciendo un trabajo sobre relaciones humanas gestadas en internet y me parece interesante el tinte de los viajes. Me gustaría saber si es posible hablar contigo.
Puedes contactarme por twitter o Instagram como ceblopa